No conozco otro camino,
esta es la forma en que crecí, juzgas cada uno de mis pasos,
y juzgas cada vez que me caí,
pero nunca me diste la mano,
eres parte del engaño que
me llevo hasta el fracaso.
Sé que me equivoqué, siempre lo hago,
pero tú debes saber,
yo no me equivoco en vano.
Vives muy tranquilamente, disfrutando del aire y el pasto,
te relajas entre el dulce paisaje del ocaso,
y yo que vivo agitadamente, envuelta en las obligaciones de la vida,
obedeciendo una rutina para obtener
lo que me exige el día....
Quiero ser libre para la vida, basar mi religión en la alegría,
dar más de lo que puedo, darlo todo en el intento,
vivir intensamente,
tal y como lo he soñado siempre.
No nací para ti, ni para agradar a tus mentirosos pasos,
no envidio ese lado amargo en el que
tú crees ser el más admirado,
no pierdo el tiempo explicándole a la gente,
que yo me siento diferente, no gasto mis años
amando al más deseado,
yo no sufro por devoción,
si lloro es con el corazón...
No conozco otro camino, así crecí,
no quiero que me adivinen el destino, porque mi
vida sólo yo la sé vivir.